José de Esproceda
25 de marzo de 1808 en Almendralejo – 23 de mayo de 1842 en Madrid
El poeta extremeño cumplía con todos los parámetros del Romanticismo: liberal, apasionado, idealista, enamoradizo, exiliado… Y, con Canto a Teresa, se nos presentaba la oportunidad de publicar una obra que entraba en nuestros criterios: romanticismo fúnebre.
Espronceda se implicó en la política desde muy joven. Junto a otros compañeros de escuela formó Los Numantinos, una sociedad secreta contra el absolutismo. Su enfrentamiento al rey Fernando VII lo llevó al exilio siendo muy joven. Primero en Portugal y después en Reino Unido. En Londres vivía de dar clases de esgrima y, por supuesto, del dinero que sus padres le enviaban.
Esta faceta política la compaginaba con la literaria. Para muchos es un imitador de Byron. Otros lo consideran una voz única en el Romanticismo español. Composiciones como La canción del pirata son conocidas por todos y su versión del mito de Don Juan en El estudiante de Salamanca está a la altura del otro más famoso, Don Juan Tenorio de Zorrilla.
La elegía escrita en octavas reales, Canto a Teresa, recoge la tradición de las composiciones de lamento por la muerte de un ser querido y, al mismo tiempo, muestra las influencias de Garcilaso de la Vega y tiene versos tan maravillosos como: «Hay una voz secreta, un dulce canto, que el alma sólo recogida entiende».