En 2023 se cumplen cien años de la muerte de una mujer excepcional, Rosario de Acuña. El 5 de mayo de 1923 murió en Gijón esta escritora madrileña, abanderada de la emancipación de la mujer. En el centenario de la muerte de Rosario de Acuña queremos homenajear a la librepensadora que triunfó como dramaturga con solo 26 años.
A grandes pinceladas podríamos decir que fue masona, que se acercó a los círculos espiritistas de Amalia Domingo, pero no llegó a identificarse con ellos. Le gustaban las montañas y viajar a caballo. Fue poeta, ensayista, periodista y dramaturga. Tuvo una granja avícola en Cantabria. Estuvo casada, se separó y enviudó. Comenzó una relación con un hombre diecisiete años menor que ella. Rosario de Acuña vivió apartada de la sociedad burguesa en la que le habría correspondido habitar por voluntad propia.
Parece que murió por una embolia cerebral en su casa de El Cervigón. Al menos así consta en el acta de defunción del registro civil de Gijón. No quería un entierro público ni religioso. Sin embargo, la noticia corrió de boca en boca y muchas mujeres, obreros y autoridades acudieron a despedir a la mujer que dedicó gran parte de sus escritos a la regeneración social.
También asistieron al velatorio representantes de las logias masónicas Jovellanos y Riego, miembros del Círculo Reformista y del Ateneo Obrero. Las asociaciones obreras estaban presentes a través de dirigentes y admiradores anónimos. El cortejo fúnebre recorrió las calles de Gijón hasta el cementerio civil. Una marea humana que mostró sus respetos ante el ataúd sencillo que llevaba los restos de la librepensadora.
Rosario de Acuña cayó en el olvido. Llegó la Guerra Civil y, luego, la dictadura. Su nombre fue borrado de calles, libros y memorias.
Nuestro homenaje, al cumplirse cien años de su muerte, ha sido editar una de sus obras: Morirse a tiempo. Un poema narrativo ilustrado por Jen del Pozo.
Disponible en preventa en nuestra web.