Rosario de Acuña
1 de noviembre de 1850 en Madrid – 5 de mayo de 1923 en Gijón
Por problemas médicos, relacionados con la vista, Rosario recibió gran parte de su educación en casa. Su abuelo y su padre se encargaron de ello y, sin duda, fue lo mejor para desarrollar la mente de una joven tan despierta como ella.
Empezó a escribir poesía, pero en 1876 estrenó el drama Rienzi el tribuno con el que, al momento, logró éxito de crítica y público. Y, ya casada, continuó escribiendo. Cuando vivía en Zaragoza con su esposo, publicó Morirse a tiempo, en 1879, un poema al estilo de Campoamor, autor famoso en la época. Su matrimonio comenzó a ir mal y se separaron. Ella volvió a Madrid, al campo, donde se sentía más cómoda que en la ciudad. Y fue desde ese momento en el que vemos una evolución en su obra y en sus ideas. Empezó a defender en artículos y ensayos la emancipación de la mujer, su derecho a la educación y se adscribió a la corriente librepensadora.
Compaginó su trabajo de escritora con una granja avícola en Cueto, Cantabria, y publicó un libro sobre su experiencia como granjera que fue referente para otros emprendedores. Pero las presiones sociales le hicieron cerrar su proyecto.
Rosario de Acuña, que nació en una familia de buena posición social, se alejó de la corte, de las comodidades y del apoyo de la sociedad finisecular para defender a los menos privilegiados y fue pionera del feminismo en España.
Murió en Gijón y solicitó un entierro civil, sin publicidad. Sin embargo, cuando la gente supo que había fallecido, acudieron a su casa para despedirse de aquella mujer extraordinaria y acompañarla al cementerio.