Seis grados de separación o menos

Existe una teoría por la cual sólo nos separan seis grados (personas) de alguien famoso, o sea, que estoy a seis grados de Stephen King, por ejemplo. En el caso de Espronceda, Rosario de Acuña y Bécquer esto es real porque tuvieron a varias personas en común que les sirve de nexo.

Espronceda (1808-1842) tenía entre sus más íntimos amigos al vizconde Ros de Olano (1808-1886). Nació en Caracas y fue militar, político y escritor. Espronceda le dedicó El diablo mundo, cuyo Canto II es Canto a Teresa.

La elegía aparece en los apuntes de Bécquer (1836-1870) como proyecto de «una edición lujosísima del Canto solo. Cada octava real una hoja, cuya orla, magníficamente dibujada a dos tintas en cromo, será alusiva al asunto de la octava». No llegó a editarla. Deméter sí.

Además, la firma de Bécquer y de su hermano Valeriano aparecen en el albúm de la nuera de Ros de Olano. Parece que, en 1865, los hermanos Bécquer fueron invitados a casa de la dama y, junto a otros poetas como Alarcón, Campoamor, etc.

El padre de Rosario de Acuña (1850-1923), Felipe de Acuña, tenía relación con importantes personajes de la época, como Ros de Olano. Este llegó a escribir a la joven poeta para felicitarla por sus éxitos en un par de ocasiones. En 1879 le agradece un ejemplar dedicado de Morirse a tiempo. Por otra parte, Rosario de Acuña pudo oír historias sobre Bécquer de primera mano. Su cuñado, Francisco Laiglesia, diputado del partido conservador y uno de los amigos íntimos de Bécquer. Tanto que, en una carta escrita en Toledo, le pide ayuda económica.

La poeta madrileña compuso poemas a Espronceda y otro a Bécquer. Desde la admiración que sentía hacia los dos, sus poemas imitan estilos, formas y temas de los maestros. Magnífico blog de Macrino Fernández Riera.

Algunas cartas de Rosario de Acuña están en el archivo digital de Memoria de Madrid. Gracias por leer el blog. Si te ha gustado, comparte y comenta.

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