Entrevista a Jen del Pozo

Estamos todavía en la conmemoración del centenario de la muerte de Rosario de Acuña. El 16 de octubre se celebra un acto en la Universidad Complutense de Madrid a cargo de Elena Hernández Sandoica, Solange Hibbs-Lissorgues y Raquel Gutiérrez, entre otras personas, para hablar de esta librepensadora y de su obra. Nosotras aportamos con esta entrevista a Jen del Pozo, la ilustradora de Morirse a tiempo.

La edición de este poema de la escritora madrileña ha sido una maravillosa manera de homenajearla, de recuperar un poco más su figura. La ilustradora nos comenta cómo es su trabajo, sus influencias y cómo afronto este proyecto.

¿Cuáles son tus influencias?

Mis influencias provienen, en especial, del mundo de la música y de esas portadas del rock progresivo de los años 70. Por ejemplo de Yes, Camel, Genesis, King Crimson… y un largo etcétera. Básicamente me crecí con esas portadas en las paredes de mi casa. Para mí algunos de los artistas que las realizaban como Rodney Matthews, Patrick Woodroffe o Roger Dean han sido siempre un referente inevitable. Pero a esto podemos añadirle un toque de todo aquello que me fascinaba de pequeña. Desde la animación a los videojuegos como Final Fantasy y el arte de Yoshitaka Amano. También la iconografía religiosa porque estudié en un colegio de monjas. Ya más adelante vinieron el manga, el Señor de los Anillos, el cómic europeo (Moebius, Guarnido) y el art nouveau.

¿Qué técnica utilizas?

La acuarela es la técnica a la que acudo en primera instancia, pero me gusta añadir calibrados, grafito y a veces pastel y rotuladores. Pero siempre depende mucho del proyecto y el resultado final.

¿Cómo abordaste este proyecto?

Lo primero y siempre, es familiarizarme con el texto y también el contexto en el que se encuentra. Me informé sobre Rosario, ya que por desgracia no la conocía ni a ella ni a su obra. Y tras estos pasos básicos, comenzó la fase «empática», es decir, intentar leer entre líneas y entender cómo podría sentirse tanto Rosario como su protagonista María, siendo mujeres de la época con todo lo que eso conllevaría.
Después vino un estudio de estilo, de cómo abordar visualmente un poemario del siglo XIX en la actualidad sin que parezca desconectado. También un estudio de color, haciendo distintas pruebas para intentar conseguir un ambiente un poco más nostálgico pero a la vez actual. Siempre intentando encajar las distintas épocas sin que el resultado fuera disonante.

¿Qué aspectos del poema te sirvieron de base?

El punto principal que tomé como pilar para basarme en las ilustraciones fue el sufrimiento del personaje de María ante una sociedad que la trata como un objeto, su resignación, y su caída en la depresión.

Tus ilustraciones están llenas de símbolos, ¿verdad?

Soy una persona un poco obsesiva con la utilización de simbología y metáforas, de dobles lecturas. Y me gusta jugar con los diversos mensajes que puede transmitir una sola ilustración. A lo mejor unas nubes circulares en el cielo pueden parecer tan sólo eso, pero en verdad fueron aquellos círculos, aquellos vacíos que en la anterior ilustración formaban parte del cuerpo de María como llagas de una enfermedad cósmica, que ahora se acaban convirtiendo ya no en parte de ella sino en parte de su realidad, del cielo que la cubre y del aire que respira. Ya estamos viendo el interior de María, que a la vez se arranca su propia esencia en una suerte de matrioshka existencial.

Uno de los símbolos más importantes y que aparece en todas las ilustraciones (de forma a veces sugerida tan sólo con el estampado, como en las dos últimas) es el símbolo del rombo. Es algo que viene a representar a la propia María, su alma, su esencia, su vida. Un teseracto de sí misma, que según avanza el poemario se abre para revelarnos otra María, esta vez diferente, como una llama o un palpitar. Como una operación a corazón abierto que sale mal y acaba hecho añicos, y lo que antes parecía opaco y lleno de vida se convierte en algo frágil, como un cristal roto. Lo que queda ya es la imagen y el recuerdo insustancial de María, que abandona el estado físico para transformarse en algo diferente y etéreo.

Esta entrevista a Jen del Pozo os acercará a la obra de Rosario de Acuña, a su poema Morirse a tiempo, a dos mujeres, una del XIX y otra del XXI, una escritora y una artista.

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